Acerca de una confrontación

Facultad de Ciencias Sociales

Publicado el: 2003-12-03

    



Ahora bien, a fines del 2002 como consecuencia del desarrollo de las luchas de autonomización y democratización que se iniciaron...

 

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Acerca de una confrontación



Durante el segundo semestre del 2002 P.I.C.A.S.O realizó un Seminario interno acerca de la "Diversidad, evolución y organización social".

La Dirección de P.I.C.A.S.O otorgó la coordinación del Seminario a Federico Geller (biólogo) y contó también con la colaboración de investigadores del Programa Darwinia. La bibliografía inicial utilizada estuvo focalizada enfatizando la dimensión biológica del proceso de la diversidad y evolución.

Ahora bien, a fines del 2002 como consecuencia del desarrollo de las luchas de autonomización y democratización que se iniciaron en la Carrera de Sociología y que luego se prolongaron a nivel de la Universidad, se creó un clima de enfrentamientos que puso de manifiesto algunas de las diferentes concepciones del mundo que las distintas corrientes confrontadas asumían como propia, en particular de la ciencia, la cultura y la política.

Para los participantes del seminario, comprometidos también en esas luchas, ese proceso de confrontación ideológico política se les presentó como una ejemplificación real de gran parte de lo que se había hecho presente -de muy diversas maneras- en la reflexión teórica acerca de las diferentes corrientes científicas de la temática central del seminario.

Los participantes del Seminario decidieron también participar de ese debate y asumieron como empresa inmediata dar una opinión pertinente respecto a lo que consideraron imágenes aberrantes acerca del orden biológico y social. Presentamos a continuación el texto del Seminario:

En el artículo "Rectorado, Evolución y Sociales", publicado por Página 12
durante la toma del rectorado, Leonardo Moledo enuncia una crítica a los
estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales que nos pareció que debía ser
respondida tanto por su bajo contenido político como por su cuestionable
base sociobiológica. También lo tomamos como un oportuno ejercicio
intelectual, ya que en el marco del P.I.C.A.S.O estaba concluyendo el
seminario de epistemología, integrado por sociólogos y biólogos de la UBA.
Tanto unos como otros reaccionamos con indignación al leer los consejos de
Moledo al Rector, pero además, el mal uso en el campo social de la mala
biología nos impulsó, como sociólogos y biólogos, a articular una
respuesta conjunta.

Comencemos, entonces, impugnando la supuesta base biológica del artículo:

La generalización " Todas las especies tratan de mantener un cierto grado
de equilibrio razonable entre los niveles de agresión y competencia -en la
lucha por la reproducción, la comida o los edificios- y la energía
empleada en ellos; de tal modo que el gasto energético sea inferior que la
energía que provee el objeto a conseguir, tanto para los individuos como
para la comunidad" contiene varios errores conceptuales.


El primero es la generalización a todas las especies de un patrón de conducta: la diversidad de comportamientos en la biología hace que cualquier intento de
generalización sea fácilmente refutado. Lo que todas las especies
comparten son pocas cosas, nada desdeñables, tales como la base molecular
de los procesos celulares, ciertos principios termodinámicos/ metabólicos
y constricciones evolutivas obvias como el hecho de que sólo pueden dejar
descendencia, por reproducción sexual o asexual, los individuos que no
mueren antes del intento.

La posibilidad de observar comportamientos asimilables, aunque sea de un
modo burdo, a categorías como la agresión o la competencia, está
restringida al mundo animal, pero excluye a la mayoría de los seres vivos.
Desde las bacterias hasta los vegetales y los hongos, asì como a muchas
especies animales: aún no ha sido descrito un caso de agresión entre 2 corales, por dar sólo un ejemplo.

Darwin tuvo que hacer más de una aclaración de lo que él consideraba la
lucha por la existencia, para diferenciarse de los primeros darwinistas
sociales, declarando que esa lucha podía ser la de una planta contra la
sequía y no necesariamente de una planta contra su hermana. Se había
metido en un verdadero brete por tomar graciosamente metáforas
malthusianas del campo de las ciencias sociales para aplicarlas en las
ciencias naturales, y se horrorizaba al verlas volver a la disciplina de
origen con una supuesta legitimación naturalista.

Por otro lado, ninguna especie como tal "trata" de hacer nada.
Podemos observar a un chimpancé tratando de hacer algo, como buscar palos
del tamaño apropiado para "pescar" termitas, o a un perro tratando de
saltar una cerca, pero, en todo caso, jamás encontraremos a una especie en su conjunto tratando de mantener una política económica de recursos. Sería deseable que la especie humana lograra llegar al menos al intento de establecer una estrategia para sí con alguna racionalidad. Lo que vemos es que cuando ese intento es llevado a la práctica por un grupo, en nombre del respeto a las normativas, a la legalidad de los privilegiados o al mal llamado "orden", se los trata de negar, reprimir, excluír o exterminar.

Las interpretaciones economicistas en biología dejan mucho que desear. Si
las células tuvieran como principio ser ahorrativas y someterse a un
ajuste metabólico como el que les recetaría un FMI molecular o un Consejo
Superior Celular, no gastarían energía en reproducir tanto ADN "basura" y
la evolución sería un aburrido relato de organismos unicelulares: nos
perderíamos los geniales experimentos accidentales que ocurren a menudo en las zonas "marginales" de los cromosomas.

En cuanto a la economía de la relación cazador-presa, más de una vez un
predador consume más energía en un intento de caza que la que obtiene con
su presa. Por supuesto que el balance tiene que ser positivo al cabo de
numerosos intentos o correrá la suerte de muchos niños tucumanos o
misioneros. Pero si llega a buen puerto no fue por su buen uso de la
economía, sino por una feliz ecuación (solo observable por nosotros) entre
su fenotipo, los recursos disponibles y la buena suerte.

La imagen generalizada de la lucha por las hembras, tampoco es muy
afortunada, pues no representa la relación que hay entre los sexos en un
sinnúmero de especies, como podrían atestiguar los bonobos o chimpancés
pigmeos si tuviesen el don del habla y pudieran contarnos cuál es la
lógica que subyace a su llamativa promiscuidad. El escapar a daños mayores por parte de un individuo en el combate cuerpo a cuerpo, es beneficioso para la supervivencia del grupo, pero no está dictada por la misma.

La búsqueda de mayor racionalidad en nuestras relaciones políticas no
consiste en imitar conductas del reino animal, más allá del poco rigor
científico con el que se describan, del mismo modo que sería inútil
esperar que cualquier especie adopte al ser humano como ejemplo. Somos
animales muy singulares: animales culturales enfrascados en una lucha
intraespecífica muy compleja por los recursos que extraemos de la
naturaleza. Dentro de la amplia diversidad cultural de formas que esa
lucha estructura, están los que defienden una racionalidad para pocos y
los que pretendemos una racionalidad para el total de la especie. Nuestras
descripciones de la naturaleza no escapan a la lógica discursiva del
enfrentamiento político.


Pero los errores conceptuales de Moledo no se circunscriben exclusivamente
al campo de lo biológico. Su grado de desconocimiento del desarrollo y
funcionamiento de los procesos sociales, se expresa en la extrapolación
deformada de cierta biología - no de todas sus líneas o escuelas - a su
análisis e interpretación. (Sociobiología? Darwinismo social?
Neurosociología?...) Esto último es más grave aún que lo primero, dado
que quien habla se autoidentifica como un hombre perteneciente al campo
de las ciencias sociales . Si en todo caso no hay por qué exigirle
entonces un conocimiento biológico sistemático (aunque si hace uso del mismo tendría la obligación de tener una cultura al respecto), debiera expresar una formación de rigor en su propio campo. Paradójicamente, a pesar de ello, se arroga el derecho de evaluar el nivel intelectual de los estudiantes de ciencias sociales,sin explicitar a partir de qué criterios y parámetros mínimamente objetivos lo hace. Si la vara de medición es el propio espejo, está claro que ve la paja del ojo ajeno y no la viga en el propio.

Sin embargo, en este punto, no se trata de descalificarlo tan
rápidamente, aunque se esté tentado de hacerlo, por una razón muy
básica: su concepción de lo social, sobre la que nos podemos
detener en seguida, es una concepción ampliamente aceptada y naturalizada, en la historia de las ciencias, lo que hace doblemente imperioso entender las razones de su constitución, difusión y permanencia.


¿Cuál es la principal tesis que subyace a la reflexión de Moledo? Su
tesis respecto a una lógica de disminución del gasto energético como
premisa para el mantenimiento equilibrado de un sistema ( "la tensión
entre el reclamo y la acción, el> equilibrio entre el objetivo, el gasto
energético y la minimización del> daño que se> causa al grupo es el punto
central de la política y a la vez su misterio".) Esta reminiscencias
físicas y económicas de su tesis también forman parte del conjunto de
teorías sociológicas que en la historia postularon la "natural"
tendencia del orden social al estado de equilibrio. Es la lógica de un
orden que tiende a anular el conflicto por medio de mecanismos que le
permiten reordenarse, reorganizarse.



Las teorías sociales de Spencer, el estructural funcionalismo de Parsons, la teoría deviacionista de Merton, incluso las sociedades que se organizan por solidaridad mecánica u orgánica, cuya amenaza de desintegración es la "anomia", en la teoría de Durkheim. Todas han hecho "escuela" y lograron imponer su visión de lo social, presentándolo como un orden de relaciones que cada tanto, excepcionalmente, se sacude por conflictos y confrontaciones, poniéndose en acción mecanismos (diversos según el teórico) de resolución de los mismos que logran reestablecer nuevamente una situación equilibrada.


Esta visión aristotélica del orden y equilibrio como estado natural[1], tiene siglos de historia en la historia de la ciencia y a pesar de su larga duración es sólo un estadio de la concepción del mundo. En tal sentido, tal vez sea reduccionista pensarlas simplemente como visiones ideológicas ( por intereses de preservación de un orden social de clases, de preservación de la dominancia de una clase a través de la explotación de otras, etc.). Tal vez sea un desafío desentrañar cuáles procesos del orden social favorecen un tipo de episteme como ésta, instalada como un paradigma científico por siglos aceptado.

Dos modelos teóricos en las ciencias sociales han superado ampliamente
esta concepción, poniendo de manifiesto en qué reside su falacia: la
teoría de conciencia y lucha de clases de Marx y el modelo de
equilibración de los sistemas cognoscitivos de Jean Piaget y su Escuela de
Epistemología Genética. Un aporte sustancial en el mismo sentido, aunque
en el campo de la física termodinámica lo proporciona Ilya Prigoyine y su
teoría de los sistemas abiertos, complejos, caracterizados por procesos
de irreversibilidad. Las investigaciones de todos ellos hacen entrar en
crisis el modelo de reversibilidad de los procesos físicos (de Aristóteles
a Newton) y sociales (Spencer, Durkheim, Parsons, Merton), en la medida en
que no dan cuenta de cómo en realidad se produce y reproduce el mundo
físico y social.



Sus investigaciones hacen observables las contradicciones inmanentes a la reproducción y crisis de los sistemas, los antagonismos que se traducen en las probabilidades de vida y muerte de los grupos sociales, las novedades inesperadas y contingentes que se dan en la dinámica de los procesos, etc.

Piaget los conceptualiza como procesos de "equilibración" - no de
equilibrio precisamente - siendo esta la caracterización sobresaliente de
la autorregulación propia del desarrollo y evolución de un sistema. Se trata de procesos en el que se alternan fases de equilibrio y desequilibrio. La
perturbación o contradicción capaz de desequilibrar una fase
previamente equilibrada, no se elimina o supera volviendo todo al estado
de equilibrio anterior, sino reestructurando el estadio anterior, es
decir, generando una situación original, previamente no existente. Lo que
se reequilibra es producto de la construcción de un nuevo equilibrio,
diferente al de la fase previa, aunque las condiciones de su resolución
necesariamente surgen de ella (no hay novedades que surjan ex -abrupto).
Es lo que denomina "equilibración incrementante" o "reequilibración".

Podemos recurrir a la obra de Karl Marx para refutar a Moledo en su referencia al intento de las sociedades humanas de "minimización de gasto energético para la búsqueda de alimento". ¿Quién podría corroborar la descripción de Moledo? ¿Un asalariado del sistema de
producción capitalista (el que nos rige desde hace no menos de cuatro
siglos) al que se le retribuye salarialmente el gasto energético de su fuerza de trabajo, como mucho, en términos de la chance de reproducirla y
volverla a poner a disposición del capitalista al día siguiente y cuanto
menos, en épocas de creciente desocupación como la actual, crisis
económica, etc., sin ni siquiera garantizar con su salario la
reproducción de la energía mínima necesaria para la vida propia y de la
familia obrera en su conjunto?¿La ?familia cartonera", que revuelve basura a la búsqueda de desechos y materiales cotizables en un nuevo mercado, movilizando multiplicadamente a niños y adultos, con
riesgos de salubridad y seguridad obvios, para lograr obtener el
alimento diario?¿Cualquier emigrado del mundo por razones
laborales, que a miles de kilómetros de distancia de sus hogares, en una
sociedad extraña y hostil con el extranjero se emplea ? con suerte - en ocupaciones precarias y no calificadas, para enviar parcial o
totalmente sus ingresos a la familia que queda en el país de origen? ¿Los trabajadores golondrinas del interior de Argentina, que
hacen la zafra en el norte y la esquila de ovejas en el sur..cuando
pueden?



¿En qué consiste entonces esta ley de minimización del gasto
energético de la especie humana para la obtención del alimento? Ah, no!!
Moledo no habla de la especie humana en su conjunto... su punto de
referencia - aunque no lo sepa - es la burguesía...!!

De todos modos, más allá de la debilidad de su argumentación, no podemos ignorar la propuesta político-intelectual que en el artículo periodístico hace al Decano, respecto a como enfrentar los sucesos de toma del rectorado. Obviamente una estrategia apologética del orden existente de cosas. Cualquier lector atento puede notar como apela a los mismos mecanismos de deshumanización de las víctimas que los genocidas históricos - pensemos en los nazis, en los argentinos, en los argelinos, en las fuerzas militares y paramilitares de exterminio del zapatismo, etc. - sabiamente implementan, bien para reducir la tensión o el conflicto psicológico potencial que les provoca asesinar o torturar; bien para lograr la aceptación, legitimidad y
complicidad social de los colaboradores de sus matanzas. Cuando
dice que con el tiempo los estudiantes persistentemente ignorados en sus
reclamos al Rectorado de la UBA, serán ?parte del mobiliario, en el mejor
de los casos, o se ?extinguirán[2] -como las especies no "aptas", como las "razas" no "arias", como los desaparecidos (que en términos de Videla no
son nada, no están, son una entelequia, ni siquiera son muertos...), de
una manera vulgar contribuye a deshumanizar a los agentes de estas
reivindicaciones - los estudiantes de sociales - facilitando la potencial
reacción de las fuerzas del orden ante el "equilibrio amenazado".

Nosotros no creemos que (mientras más alegre, mejor) la "estudiantina"
acampante en el Rectorado de la UBA durante (X?) días, ignore esas supuestas "pautas evolutivas" de juzgar lo que es bueno para la mayoría. Creemos entender que su derecho a estudiar en condiciones mínimamente dignas tiene más valor para ellos, y no sólo para ellos, que el beneficio que obtiene un grupo de profesores y funcionarios de la universidad en su esfuerzo por mantener la casa en orden, prolongando las aberraciones de una universidad, que si bien está llena de virtudes no reconocibles por nuestros deformadores de opinión, deja mucho que desear frente a los desafíos que la sociedad le impone de un modo cada vez más dramático. El argumento de cuestionar su representatividad, para quitarle validez política a
sus reclamos, presupone que sus compañeros de facultad avalan el hecho de
que se les niegue el derecho a expresarse en una sagrada reunión del CS de
la UBA o que no se firme un compromiso de solución a un conflicto de esta
importancia.

Del conjunto de los dichos de Moledo, lo único rescatable a nuestro
juicio, es su interrogación por la clase de formación intelectual que la
Facultad de Ciencias Sociales brinda en la actualidad a sus alumnos. Por
supuesto su estructura de asimilación le obstaculiza asociar esta legítima
preocupación con la lucha estudiantil por condiciones humanas objetivas
para poder formarse. El fracaso de la facultad de Ciencias Sociales lo
veremos el día en que los estudiantes acepten de un modo pasivo el
empobrecimiento y el encierro al que un conjunto de políticas adversas al
conocimiento y su potencialidad emancipadora ha tratado de condenarlos. Su formación y su nivel dejarán mucho más que desear el día que se sometan a los dictados y los tiempos de una nueva administración universitaria de la ruina, la cual parece no querer comprender el mandato que recibió, aún por mecanismos electivos no ajenos al clientelismo, de romper con la tradición corrupta y mediocre de sus predecesores

Tal vez sea inútil el intento de desestructurar la visión deformada de la
realidad que expresa Moledo. Pero en la medida en que su ignorancia está
puesta al servicio de la aniquilación lisa y llana - "que se extingan..." - ¿podemos seguir leyendo sus artículos en los diarios sin abrir la boca?

Esperemos que ninguna tragedia ocurra en el atestado edificio de Ciencias
Sociales antes de que se consiga uno más seguro y adecuado. Ninguna
metáfora de la genética de poblaciones o de otra rama de la biología nos
servirían de consuelo en ese caso.



[1] Jean Piaget y Rolando García desarrollaron la cuestión en "Psicogénesis e Historia de la Ciencia" , Siglo XXI Editores, México, 1989

[2] Ob. cit. artículo Pag 12





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