La contingencia del falo y la fuga del sentido

Elisa Alvarenga

Publicado el: 2003-08-08

    


Al crear el procedimiento del pase Lacan introduce, en el dispositivo freudiano, la posibilidad de un fin. Sin embargo, si el análisis no es infinito...

 

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La contingencia del falo y la fuga del sentido

Elisa Alvarenga

Al crear el procedimiento del pase Lacan introduce, en el dispositivo freudiano, la posibilidad de un fin. Sin embargo, si el análisis no es infinito, el trabajo analizante no tiene fin: continúa en el trabajo de transmisión del psicoanálisis. Respecto a la experiencia del análisis, este trabajo no se da sin una cierta "hystorización", término utilizado por Lacan ?y destacado por Jacques-Alain Miller- al hablar del pase, en 1976, con la particulaidad de que lo escribe con y, haciendo equivocar -en la lengua francesa- historización con histerización(1). Por lo tantol dirigirse el AE a la Escuela, puede existir una cierta cuota de histerización-propia del trabajo analizante- en la medida en que el pasante se dirige al Otro de la Escuela. La diferencia respecto al discurso histérico es que aquí el pequeño ano está en el lugar del goce del síntoma, bajo la barra, $ Ã? S1 a S2, pero en el lugar de causa del deseo, a

Ã? $ Ã? S1

S2

En el acto de pasar de analizante a analista, al final del análisis, el analista adviene al lugar de objeto a y se separa de significantes amos que produjo en el análisis, estando el saber en el lugar de la verdad. Pero en el momento de la transmisión, retoma estos significantes producidos para transmitir un saber a partir de ellos. ¿Cuál es el estatuto de este saber? ¿Cómo aproximar, a partir de él, algo de lo real?

Esa historización se distingue de la histerización, pues no se da sin una distancia del sujeto en relación a los significantes que produjo: él ya no goza más sujetado a ellos, no cree más en ellos: es toda la cuestión de la caída del Sujeto supuesto Saber. Colocar a prueba la hystorización del analista implica que, más allá de hystorizar-se, el sujeto encuentra la satisfacción que marca el final del análisis(2), y que se opone al goce del sentido.

El saber producido en un análisis es entonces por un lado, la verdad del sujeto, historización, y por otro lado se escribe en matemas. ¿Podemos decir que alcanzamos así algo de lo real? En su texto "Sobre la fuga del sentido", donde comenta la "Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los Escritos ", Miller nos dice que la contingencia puede permitir situar un real no aprehendido por el matema. En lugar de una fórmula, se hace la demostración de la imposibilidad a partir de la contingencia. De allí, un real se manifiesta y puede verificarse.

Si solo es verdadero lo que tiene un sentido(3), y si la fuga del sentido es algo del orden de lo real(4), solo es posible tocar lo real, al final del análisis, a partir de la contingencia.

Una mujer no-toda es, dice Lacan, una parte de la mujer está marcada por el falo, por la castración, pero ella no es toda fálica o toda castrada. La esencia de la femineidad no es la castración(5), pero la castración es condición para la femineidad. Si, para ser mujer, es preciso pasar por la castración, sería lógico decir que el falo es necesario y no contingente, para lo femenino. Necesario aunque no suficiente. ¿Por qué Lacan habla entonces en el Seminario Aun de la contingencia del falo al final de la experiencia analítica?

Tomar el falo como un significante, como lo hizo Lacan, es tomarlo como el significante de la falta de pene, de la castración. "Que el falo sea un significante es algo que impone que sea en el lugar del Otro donde el sujeto tenga acceso a él. Pero como ese significante no está allí sino velado y como razón del deseo del Otro, es ese deseo[...]lo que al sujeto se le impone reconocer"(6). La experiencia adel deseo del Otro es decisiva, no por el hecho de que el sujeto tenga o no tenga falo sino por la aprehensión de que el Otro no tiene(7)".

Ahora, ser el falo o tener el falo no es suficiente para pensar el final del análisis de una mujer. Desde 1958 Lacan nos indica que la mujer encuentra el significante de su deseo en el cuerpo del hombre a quien dirige su demanda de amor. Castrada, ella lo es desde el origen, la dificultad viene de su relación con la castración del Otro, que presentifica el deseo del Otro.

La aparente necesidad de la función fálica se descubre no ser más que contingencia, dice Lacan, que lleva la relación sexual a ser, para el hablante-ser, solo el régimen del encuentro(8). El análisis cesa de no escribir el falo, contingencia en la cual encuentra su término. Veremos cómo, en un análisis, esa contingencia se presentó, permitiendo al analizante, enseguida, concluir.

El sujeto ya encontraba el falo, en la experiencia, de diversas maneras. La experiencia de la privación fálica lleva a la demanda de amor, aun dirigida al semblante paterno, hasta que -con la caída de este último- surge el objeto libidinal. Pasa a la demanda de satisfacción, donde predomina la actividad pulsional. Es entonces que, para su desconcierto, un sueño viene a sorprenderla: roba una fórmula, un pedazo de papel, de las manos de un hombre, portador de las señales del deseo sexual en la ostentación fálica. Supuesto enseñarle cómo hacer existir la relación sexual, esta fórmula no le enseña, sin embargo, lo que quiere. Es un momento crucial del análisis, donde lee la revelación de la inexistencia de la relación sexual, desmentida por la erección fálica. El inconsciente engaña. Ella intenta desmentir el hecho de que el Otro está castrado con el hombre portador del falo. Lo que cae con esta mostración del falo es la ilusión de que el Otro tiene algo que le falta. Es el deseo del Otro, en última instancia, que se revela al sujeto en esa fórmula que no existe.

El trabajo analizante, luego del pase, se infinitiza, no en el sentido asintótico en que se agregarían más significantes sino en el sentido en que la desmentida, el engaño del inconsciente, insiste, exigiendo del sujeto un saber hacer con eso. Un nuevo sueño, luego de la nominación, reinviste un analista de atributos fálicos. El la acoge, pero no satisface el Penisneid. Una vez más, el engaño del inconsciente intenta recubrir con la insignia fálica la castración del Otro, que no es más que la marca del deseo del Otro.

Por eso, cuando Lacan habla de hystorización, al final del análisis, es para colocarla a prueba en el pase, yendo más allá de la verdad del ser de deseo. El fin del análisis implica desembarazarse de la verdad, pues la verdad, del inconsciente, es una mentira. En en sueño de la fórmula vacía, y luego, del analista "fálico", lo que aparece es el falo en su dimensión cómica, irrisoria, que muestra la falta del Otro.

Sigue el encuentro con lo femenino, correlativo de la producción del deseo del analista. Cesa la demanda, en la pareja amorosa, en el momento en que el sujeto se encuentra configuras de la verdadera mujer. El horror del sin límite de una figura femenina devoradora coloca al sujeto frente a su límite en la búsqueda de La mujer y de El analista. El producto de este encuentro, contingente, es una analista depurada del imperativo de curar, es una mujer aliviada de la búsqueda, insaciable, del significante de la mujer.

Concluyendo:

En la dificultad de sostenerse en la inestabilidad de la función fálica, en el encuentro con el hombre que sirve de relevo, como dice Lacan, para que la mujer se vuelva Otro para sí misma(9), una mujer puede querer buscar uno que la garantice. La relación al falo le es recomendada, pero no obligatoria. Es consintiendo a pasar por el falo, consintiendo a la posición de objeto a causa de deseo para el hombre que la mujer encuentra S(A) tachado, un goce para lo cual no hay significante. Por eso decimos que el falo es contingente. Es consintiendo al falo que entonces cesa de no escribirse, que consiente, al mismo tiempo, a lo imposible de la relación sexual que no cesa de no escribirse.

1 Lacan, J., "Prefacio de la edición inglesa del Seminario XI", en Intervenciones y Textos 2, Buenos Aires, Manantial, 1988, p.60
2 Ibídem., p.61
3 Idem, Seminario 23, "Le Sinthome", clase 8, 9 de marzo de 1976, inédito.
4 Miller, J.-A., "Sobre la fuga del sentido", en Revista Uno por Uno 42, Buenos Aires, Eolia-Paidós, 1995, p.23
5 Lacan, J., Seminario 19, "...Ou pire", clase 3, 12 de enero de 1972, inédito.
6 Idem, "La significación del falo", en Escritos 2, sigloveintiuno, Buenos Aires, p.673
7 Ibídem.
8 Idem., El Seminario, Libro 20, Aun, Buenos Aires, Paidós, p.114
9 Idem., "Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina", en Escritos 2, op.cit., pp.710-11



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