El Otro como amenaza. Reflexiones sobre el individuo en la posmodernidad

J. Milton J. Aragón Palacios
[email protected]
Publicado el: 07/08/11

    




En la época contemporánea conocida (y también desconocida) como posmodernidad, para Bauman (2008: 7) es una fase líquida de la modernidad, donde las formas sociales ”...ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo, porque se descomponen y se derriten antes de que se cuente con el tiempo necesario para asumirlas y, una vez asumidas, ocupar el lugar que se les ha asignado." Trayendo como consecuencia un constante fluir y transformar de las formas que mutan en el espacio social, afectando sincrónicamente las distintas estructuras de la sociedad.

 

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El Otro como amenaza. Reflexiones sobre el individuo en la posmodernidad

J. Milton J. Aragón Palacios
Colegio de Sociología
FFyL, UANL

Milton Aragon [email protected]


En la época contemporánea conocida (y también desconocida) como posmodernidad, para Bauman (2008: 7) es una fase líquida de la modernidad, donde las formas sociales ”...ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo, porque se descomponen y se derriten antes de que se cuente con el tiempo necesario para asumirlas y, una vez asumidas, ocupar el lugar que se les ha asignado." Trayendo como consecuencia un constante fluir y transformar de las formas que mutan en el espacio social, afectando sincrónicamente las distintas estructuras de la sociedad. Donde lo que pareciera el único patrón constante es la figura del individuo. No es de extrañar que en este escenario surja un culto a lo individual que se manifiesta en la economía (neoliberalismo), la salud (dietas, gimnasios y medicina ”alternativa"), la religión (sectas New Age, sectas protestantes y catolicismo neoconservador) y por último algo que abarca a todas, la cultura del consumo 1) centrada en el hedonismo, porque ”...ésta es una sociedad que, lejos de exaltar los órdenes superiores, los eufemiza y los descredibiliza, una sociedad que desvaloriza el ideal de abnegación estimulando sistemáticamente los deseos inmediatos, la pasión del ego, la felicidad intimista y materialista". (Lipovetsky, 2008: 12) Presentándose el placer del sujeto en un para sí respecto a los otros, donde lo importante es el hedonismo egocentrista.

El posmodernismo aparece ”...como la democratización del hedonismo." (Lipovetsky, 2007: 105) Donde el metadiscurso manifiesto parece impuesto por la marca Nike y su eslogan just do it. Un hacer donde no aparece el Otro como individuo, sino con lo que Simmel (2003) llama sujeto masa (vestigio de la modernidad) el cual se asemeja con seguridad con otros para formar una masa de carácter uniforme, creando un anonimato colectivo. Autopresentándose el individuo como el sujeto individuo, que ha sido fortalecido en la posmodernidad por medio de la ilusión de libertad de elección que presenta el consumo y todo su placer latente de ser ”uno mismo" frente a la masa. Debido en parte porque ”La posmodernidad padece de la patología del egocentrismo, asociada a la psicologización de la vida. El origen de lo que sucede se busca en la subjetividad del individuo, no se pretende la objetividad en el encuentro con la realidad, y se concibe al mundo con la única consistencia que proporciona la interpretación." (Iglesias, 2007: 284) Volviéndose el egocentrismo el sentido con el cual opera el sujeto individuo en la posmodernidad.

¿Qué hay más individual que el placer? Nada, porque el mito cristiano del prójimo 1) desaparece ante éste, y fenece al sobreponer al individuo frente a la comunidad que para Bauman (2008: 9) es cada vez más vacía en su contenido, pues hace referencia a la ”...totalidad de la población que habita en el territorio soberano del Estado." Estado que cada vez más se presenta como una sombra de su hegemonía, debido su debilitamiento y gradual desaparición sobre todo del modelo de Estado benefactor (que controlaba los diferentes sistemas sociales y no era sólo un gestor). Lo anterior fomento la supremacía del sujeto frente a lo social, debilitando las estructuras del antiguo modelo social. Como el caso de las familias que han dejado de significar lo que eran anteriormente mutando en nuevas formas que han sido resignificadas, como menciona Zizek (2007: 84) las ”Instituciones que nacieron como antídotos a la familia funcionan cada vez más como familias de sustitución, permitiéndonos de un modo u otro prolongar nuestra dependencia, nuestra inmadurez...". La prolongación de la inmadurez fomenta un estilo de vida hedónico de infancias prolongadas hipertélicas, donde el Otro no importa salvo para satisfacer las demandas del ego que se ha exacerbado por una metástasis del placer. Surgiendo un sujeto extremadamente narcisista ”...que percibe cualquier cosa como amenaza potencial para su precario equilibrio imaginario..." (Zizek, 2007: 90). La estrategia del individuo para que la amenaza no se manifieste es eliminar al Otro como sujeto de carga moral, radicalizando su actitud blasée , que se torna en violencia fáctica o simbólica latente. Como el carnicero de la pelicula Solo contra todos de Gaspar Noé, que canaliza su frustración por medio de una violencia física, verbal y psicológica ocasionándole goce.

Se está generando una nueva forma de sociedad compuesta por formas de vida de infancias prolongadas, que han perdido a sus padres con la muerte del Estado benefactor (que inicia en el thatcherismo). Donde estos huérfanos de la hegemonía de Estado se acoplan en lo que Lipovetsky (2008: 13) llama Sociedad posmoralista 3) la cual es ”...una sociedad que repudia la retórica del deber austero, integral, maniqueo y, paralelamente, corona los derechos individuales a la autonomía, al deseo, a la felicidad." Las formas de vida ascetas y misántropas adquieren en la Sociedad posmoralista una resignificación hedónica de su nicho frente a las formas frugales y comunales, pues estas últimas forman parte de un pasado reescrito en el imaginario simbólicamente generalizado, en el cual se presentan como un cuasimito fundacional, pero que no volverán a ser, salvo en movimientos nombrados como radicales (punks, anarquistas, comunistas y demás grupos que nieguen la lógica del consumo de masas) por los nuevos grupos hegemónicos (empresarios de toda índole y banqueros), donde lo paradójico es que los unos no pueden existir sin los Otros, acentuándose en la posmodernidad. No es acaso Tyler Durden de El Club de la Pelea de David Fincher, la figura del asceta posmoderno por excelencia, proyectado e idealizado por el hastío de la vida de consumo del Narrador (que se consideraba un niño de 30 años); en su afán de ser un sujeto individuo se convirtió en un sujeto masa, cayendo en la paradoja de la unidad diferenciada individualidad/masa, siendo el dolor físico y las acciones de su alterego lo único que lo reafirmaba como individuo, llevándolo a la radicalización del acto, el exterminar al Otro que lo individualiza, siendo el mismo y las estructuras de la sociedad de consumo. Donde no es un acto heroico o reivindicativo lo que hace el Narrador/Tyler Durden pues ”No hay recomposición del deber heroico, sólo reconciliación del corazón y de la fiesta, de la virtud y el interés, de los imperativos del futuro y de la calidad de vida en el presente." (Lipovetsky, 2008: 13) No es un acto en pos de una comunidad, es un acto para satisfacer un ego/alterego que busca su individualidad.

La atomización de la sociedad hacia el sujeto individuo, inició por el acoplamiento comunicativo de la cultura del consumo que encuentra sus raíces en el hedonismo. Marcando unas de las pautas con las que el proyecto de la modernidad agonizo y, entro en crisis junto a su principal estructura, el Estado benefactor, -basado en la racionalidad y los ideales de igualdad, libertad y fraternidad-, dando las bases ideológicas con las cuales se acoplaría la comunicación en los distintos sistemas sociales durante la modernidad creando el encanto y la ilusión de un mundo mejor basado en la razón que llevaría al progreso y el bienestar, que se venían idealizando desde el siglo XVIII, pero que al ser puestos en práctica fracasaron. Ante esto surge el siguiente cuestionamiento ¿Cuáles fueron los motivos que originaron este fracaso? Siendo principalmente dos que son el desencanto y la desilusión del proyecto de la modernidad, donde el ”...desencanto implica salir de un encantamiento, que es una forma mágica de ser y vivir la realidad; mientras que la desilusión implica deshacerse de aquellos que llevaban a distorsionarla, para comenzar a apreciarla de manera objetiva, lo que implica ajustar el criterio de realidad." (Iglesias, 2007: 286) No obstante ¿Dónde se presentaba ésta forma mágica de ser y vivir? En el modelo de Estado moderno que por medio de las políticas sociales fomentaba de forma latente el mantenimiento y desarrollo del capital (los Estados socialistas también tenían juego) y ¿Qué distorsionaba la realidad? La racionalidad que era la ideología predominante y que por medio de ella se obtendría un mundo mejor. Sin embargo ¿Qué fue lo que ocurrió?

Bajo la racionalidad se construyó un imaginario sobre el saber y el control objetivo por parte del Estado en su forma de ejercer el poder por medio de la burocracia y los ideales de la democracia, lo cual no fue más que una fantasía de la modernidad que ocultaba la realidad ideológica subyacente en las políticas implementadas que se enfocaban a la creación de mano de obra capacitada y saludable, dedicándose el Estado ”a formar un ”ejército de reserva", es decir nuevas camadas de trabajadores siempre dispuestos a entrar en servicio activo, educados y mantenidos en condiciones adecuadas hasta el momento de ser llamados a la fábrica." (Bauman, 2003: 83) Lo cual se vino abajo cuando se presento el superávit de mano de obra capacitada, así como por la fuerza que tomó en capital móvil en la virtualización de la economía mundial dejando de ser el volumen de producción su principal capital, trayendo consigo que ”...la función de la mano de obra es cada vez menor en el proceso productivo mientras aumente, al mismo tiempo, la libertad de las empresas en sus emprendimientos multinacionales." (Bauman, 2003: 85) Agudizándose con las crisis económicas mundiales que permiten reajustes en las políticas laborales por parte de los gobiernos, flexibilizándolas hacia los intereses de los empresarios que sobrepasan las soberanías de los Estados-Nación (sí es que aun existen), debido a su comportamiento global.

Bajo estos ideales la "democracia" es potenciada como concepto rector del Estado moderno, donde la comunicación que emerge es acoplada por los distintos Estados-Nación de forma manifiesta, pero en la forma latente es perversa. Mutando en la posmodernidad la igualdad, libertad y fraternidad en la figura del sujeto individuo que pone fin al imaginario comunitario manifiesto, mostrando su lado perverso latente. La libertad muta en una figura del libre albedrío consumista porque ”tú eres el responsable de tus acciones y de tus decisiones, por lo tanto eres libre de consumir lo que quieras"; como dicta el bombardeo ideológico del liberalismo extremo, en el cual tu libertad la demuestras siendo tu mismo neutralizando al Otro. Mientras que la igualdad se presenta como una fantasía de la igualdad del consumo y oportunidades para acceder a él, de ahí que no sea extraño que cada año se editen y reediten libros sobre biografías motivacionales de sujetos con vidas excepcionales que amasaron fortunas con sus esfuerzos personales y lleve a que se construyan idealizaciones de neogurus del éxito como si fueran los nuevos héroes; generando modelos a seguir perversos que transgreden al Otro en su igualdad de competencia. Por último la fraternidad muto hacia el discurso hipócrita de la tolerancia, donde no importa que preferencia sexual, ideología, discapacidad, raza, edad, se tenga ”siempre habrá un espacio donde puedan expresarse solamente consuman y no violenten las libertades de los otros." Apareciendo los Otros como un sujeto masa bondadoso e inclusive caritativo, pero que marca el límite de su fraternidad en base a las diferencias de su individualidad.

En los ideales ”revolucionarios" de la igualdad, la libertad y la fraternidad se presentan las tres grandes paradojas que estructuraron la ideología de la modernidad y que llevaron a su posterior crisis. La igualdad es una utopía paradójica que para unir segmenta, para ser iguales se tienen que tener un contrario ¿Igualdad respecto a qué? Eso lleva a la unidad de la diferencia de la sociedad, donde entre más se diferencian los individuos de los Otros se vuelven más iguales, no es una igualdad de acceso a los bienes (como se podría creer) sino de posibilidades, una posibilidad de acceder a ellos. La libertad es el mayor mito idealizado por la modernidad y el que le dio el tiro de gracia, porque sé es libre dejando de serlo ¡vaya paradoja! Pues siempre habrá una figura de autoridad que controlará las acciones del individuo, que pueden ser reglamentos, estigmas, formas de vida, creencias, algún dios o el inconsciente (y qué decir del superyo y el gran Otro) por decir algunos ejemplos, que si se continuaran enumerando la lista de factores involucrados se haría larga; es además es una de las principales fantasías, porque parte de un autoengaño la supuesta libertad del individuo cuando oculta o niega que se encuentra supeditado y delimitado por las libertades del Otro, ese Otro que amenaza su libertad en cada acción y por consecuencia se debe de proteger ante tal amenaza ya sea de forma manifiesta o latente. Qué decir de la fraternidad en un Estado moderno que se sustentaba en el imaginario maniqueo del enemigo latente, donde predominaba la diferenciación entre bueno/malo, capitalista/comunista, liberales/conservadores; que operaban como contradicciones legitimadoras hegemónicas aglutinantes de la sociedad; presentando la paradoja: ¡Seamos todos fraternos de manera egoísta con nuestros enemigos! Enemigos que lo son, según se presente la coyuntura, lo cual recuerda las funciones del Miniver en la novela 1984 de Orwell.

Del discurso de la tolerancia producto de la mutación de los ideales del Estado moderno sustentados en la racionalidad emerge lo que Zizek (2007: 11) llama forma hegemónica del multiculturalismo, la cual ”...se basa en la tesis de que vivimos en un universo post-ideológico, en el que habríamos superado esos viejos conflictos entre izquierda y derecha, que tantos problemas causaron, y en el que las batallas más importantes serían aquellas que se libran por conseguir el reconocimiento de los diversos estilos de vida." Pero el aceptar los estilos de vidas no implica que haya una vuelta al sujeto masa, sino por el contrario el individuo refuerza su identidad mientras más se diferencia del Otro, hecho que a su vez lo libera de él. Donde uno de los pocos vínculos con el otro es el lenguaje del respeto (el otro es el miedo), dado por ”la tolerancia liberal, y el respeto sólo tiene sentido como respeto hacia aquellos con los que no estoy de acuerdo" (Zizek, 2009: 156) El Otro se vuelve aun más difuso frente al individuo siendo tan sólo parte de un discurso paradójico que parte de una exclusión para incluirlo. De esta forma las similitudes autoreferenciadas por el individuo de los Otros se vuelven su amenaza y la forma de contrarrestarlas es tolerándolas.

Bibliografía

Bauman, Z. (2003). Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Gedisa, España.
Bauman, Z. (2005). Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias. Paidós, España.
Bauman, Z. (2006). ética posmoderna. Siglo XXI, México.
Bauman, Z. (2008). Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre. CONACULTA/Tusquets Editores, México.
Iglesias, L. (2007). La cultura contemporánea y sus valores. Anthropos, España.
Lacan, J. (2007). La tercera. En: Intervenciones y textos 2. Manantial, Argentina.
Lacan, J. (2008). Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós,Argentina.
Lipovetsky, G. (2007). La era del vacío. Anagrama, España.
Lipovetsky, G. (2008). El crepúsculo del deber. La ética indolora de los nuevos tiempos demócraticos. Anagrama, España.
Simmel, G. (2003). Cuestiones fundamentales de sociología. Gedisa, España.
Zizek, S. (2002). ¿Quién dijo totalitarismo? Cinco intervenciones sobre el (mal)uso de una noción. Pre-textos, España.
Zizek, S. (2006). Visión de paralaje. FCE, Argentina.
Zizek, S. (2007). En defensa de la intolerancia. Sequitur, España.



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