¿M. Bunge sabe de psicoanálisis?

Jorge Ballario
[email protected]
Publicado el: 28/02/11

    


Actualmente, con los discursos sucede lo mismo que con las guerras de la antigüedad: gana el que dispara más proyectiles. Por vía de la difusión constante y sobreabundante, el discurso más verosímil, claro y difundido será el ganador a la hora de su contribución en la percepción del sujeto sobre la procedencia biológica o psíquica de su síntoma. Es principalmente por este punto, referido a la atribución de causalidad, que la mayoría de las personas ya no están tan predispuestas a ver enigmas profundos en sus padeceres, sino sólo alteraciones químicas, disfunciones o enfermedades heredadas genéticamente. Con semejante visión, es improbable que tales pacientes demanden análisis. Y esto, en buena parte, es una conquista de los cientificistas: la han obtenido mediante la difusión clara y dirigida al gran público de los conocimientos científicos ”contrariamente al desaprovechamiento que hacen los psicoanalistas a la hora de utilizar los medios de comunicación, al publicar artículos herméticos en lugar de otros de divulgación masiva”.

 

                                                                Facebook    




¿M. Bunge sabe de psicoanálisis?

Por: Jorge Ballario



”La hipótesis acerca de la sexualidad infantil es falsa: el centro del sexo es el hipotálamo y en los niños no está aún completamente desarrollado."

MARIO BUNGE, Crisis y reconstrucción de la filosofía



Actualmente, con los discursos sucede lo mismo que con las guerras de la antigüedad: gana el que dispara más proyectiles. Por vía de la difusión constante y sobreabundante, el discurso más verosímil, claro y difundido será el ganador a la hora de su contribución en la percepción del sujeto sobre la procedencia biológica o psíquica de su síntoma. Es principalmente por este punto, referido a la atribución de causalidad, que la mayoría de las personas ya no están tan predispuestas a ver enigmas profundos en sus padeceres, sino sólo alteraciones químicas, disfunciones o enfermedades heredadas genéticamente. Con semejante visión, es improbable que tales pacientes demanden análisis. Y esto, en buena parte, es una conquista de los cientificistas: la han obtenido mediante la difusión clara y dirigida al gran público de los conocimientos científicos ”contrariamente al desaprovechamiento que hacen los psicoanalistas a la hora de utilizar los medios de comunicación, al publicar artículos herméticos en lugar de otros de divulgación masiva”.

Según algunas investigaciones, desde hace bastante tiempo las multinacionales de la farmacología vienen incrementando notablemente sus presupuestos en marketing, incluso muy por encima del aumento relativo destinado a investigación. Primero difunden el conocimiento, después promocionan el remedio, al tiempo que se fomentan la demanda y el consumo; por último, las leyes del mercado completan el trabajo. Tal vez deberíamos aprender de ellos algunas lecciones de psicología aplicadaâ?¦

Muchos hipercríticos del psicoanálisis tienen incorporada una clara estrategia de combate y difusión. Aplican un esquema de marketing elemental, pero muy efectivo: construyen unas pocas muletillas capaces de llegar a la gente, y en cada oportunidad mediática que se les presenta ”o que directamente buscan” pasan su tanda propagandística. Y la repiten en incontables ocasiones, con total desparpajo y alrededor del mundo ”aunque se especializan en ensañarse con Argentina y Francia, por ser dos de los países, de mayor ”infestación psicoanalítica".

Como podemos apreciar, saber de psicoanálisis es un requisito menor para ser efectivos con las críticas al psicoanálisis: perversamente, las mismas son publicadas para la gente común y no para los especialistas, como debería ser. Lo sepan o no, estos predicadores de la ciencia son funcionales a la ideología neoliberal, que sigue vivita y coleando en su afán de fabricar un mundo y una subjetividad afín a los intereses de las corporaciones.

Todos sabemos que Mario Bunge es, desde su juventud, un acérrimo enemigo del psicoanálisis. Pero, realmenteâ?¦ ¿Mario Bunge sabe algo de psicoanálisis? ¿O lo que lo impulsa es sólo su crónica psicofobia? A juzgar por ciertos argumentos suyos, como el del inverosímil epígrafe de la presente nota, parece que lo único que le importa sería generar efectos sólo en la gente común: quizá ya se haya dado cuenta de que su discurso antipsicoanálisis está académicamente desacreditado, y en general no es tenido en cuenta por los psicoanalistas.

La plena formación de estos profesionales se sostiene en tres pilares básicos: 1°) El estudio de la teoría psicoanalítica; 2°) La experiencia del inconsciente, es decir, experimentar la teoría como paciente; y 3°) La supervisión de los pacientes con un psicoanalista de más experiencia, una vez que el nuevo profesional ya está en ejercicio. De las tres bases mencionadas, a Bunge podemos atribuirle al menos una, la primera, aunque en lectura autodidacta ”actividad a la cual es afecto, pues de la misma manera ha aprendido filosofía.

Ahora bien, si le asignásemos un 33% de valor a cada uno de los pilares que sostienen la óptima formación de los analistas, hallaríamos que Mario Bunge sólo habría cubierto a regañadientes la mitad del primero, aproximadamente un 16% del total. ¿Por qué le reconocemos apenas la mitad? Porque si bien seguramente cuenta con la lectura de la teoría, es altamente probable que esa experiencia haya sido influida por su marcada animadversión al psicoanálisis y por el deseo de comprobar su inutilidad ”obsesiones, recuérdese, que lo acompañan desde su temprana juventud”. Y justamente de esto trata el psicoanálisis, del enraizamiento inconsciente del deseo humano y de su constante presión por hacerle percibir al afectado lo que básicamente quiere ver. Sabemos que los condicionamientos emocionales alteran tenazmente ciertas percepciones, aun cuando el afectado pueda alcanzar elevados niveles de creatividad en otras áreas no conflictivas de su vida. Como le ocurre, pongamos por caso, aâ?¦ Mario Bunge.

Y ya podemos arribar a una conclusión por demás inquietante: cualquier hijo de vecino que se haya analizado durante determinada cantidad de tiempo sabe más de psicoanálisis que don Mario, incluso aunque haya leído muy poco sobre el tema. Obviamente que no poseerá un saber erudito, pero si un saber intuitivo sobre su propia experiencia en torno a sus asuntos inconscientes, y de cómo estos lo oprimían.

Entonces, a cualquiera que haya pasado por la experiencia de vérselas con su propio inconsciente podríamos asignarle figuradamente un 33% del recorrido necesario para la formación de los psicoanalistas. Por lo tanto, estas personas duplicarían el porcentaje que obtuvo Mario Bunge.

Una aclaración pertinente antes de continuar: si el sujeto de marras tildase de ”reduccionista" al estilo con que trato de demostrar su ineptitud psicoanalítica, podría devolverle la gentileza recordándole que habitualmente él y otros cientificistas utilizan armas similares para intentar defenestrar nuestra profesión.

Bunge es un hombre que se destacó en otras áreas del saber, desde luego, y asimismo obtuvo un merecido reconocimiento y un gran prestigio; pero eso no le da ningún derecho a criticar una disciplina que, tal como demostramos aquí, no conoce. Para los entendidos esto queda bien claro, ya que algunos argumentos que él esgrime en contra del psicoanálisis son totalmente burdos y casi infantiles. Pero, dado su reconocido renombre y el potente alcance mediático de sus dichos, muchas personas asumen su pensamiento y se cierran al psicoanálisis por creer que es una pseudociencia ”y no sería de extrañar que, gracias a tamaña ”formación", terminasen innecesariamente medicadas de por vida por la psiquiatría científica.

Todo crítico del psicoanálisis debería atreverse a indagar en su propio inconsciente; ya lo señalamos: para ser plenamente entendida, nuestra disciplina requiere que sus interesados pasen por el diván. Sólo así estarán en condiciones de captar enunciados teóricos ciertamente sutiles y metafóricos, que no siempre dicen lo que parecen decir. Basta una mínima oposición, antipatía o resistencia en el lego aspirante a crítico, para que inconscientemente se desnaturalicen sus percepciones.

Para finalizar, le pido al lector que vuelva al epígrafe. Se lo citaré aquí, por si aún no puede creer en lo que acaba de leer. Mario Bunge, en la página 234 de su libro Crisis y reconstrucción de la filosofía (Gedisa, 2002), al intentar la refutación del complejo de Edipo escribe: ”La hipótesis acerca de la sexualidad infantil es falsa: el centro del sexo es el hipotálamo y en los niños no está aún completamente desarrollado".

Como en muchas otras ocasiones, por no haber profundizado en el estudio y comprensión del psicoanálisis, Bunge incurre en un grosero error: confunde sexualidad infantil con genitalidad adulta: dicha genitalidad es el punto en que desemboca la sexualidad infantil luego de varias etapas. Desde la teoría del desarrollo psicosexual sabemos que la sexualidad trasciende el sentido copulativo del término, y que la sexualidad infantil está relacionada con la fantasía y con la búsqueda de placer; y, además, que gran parte de las satisfacciones obtenidas por el niño se hallan en relación a su madre. él obtiene placer en el contacto físico y afectivo en el acto del amamantamiento, y al tiempo comienza a distinguir entre el placer de la succión en sí misma y el de la nutrición; por eso es posible entretenerlo con el chupete.

La sexualidad ”plena" se obtiene luego de la etapa de latencia, que se inicia en la declinación del complejo de Edipo y culmina en la pubertad, cuando las pulsiones parciales se integran para dar paso a la etapa genital y a la elección de objeto.

Como vemos, la búsqueda de placer es ya una incipiente forma de sexualidad. Sobre ella de a poco irá recayendo la represión civilizadora, y así se generarán los asuntos inconscientes que luego podrán muy bien lanzar a un sujeto a grandes logros y conquistas culturales. Como los obtenidos, sublimación mediante y dicho sea de paso, porâ?¦ Mario Bunge.

Jorge Ballario
Psicólogo
DNI 10858926
Argentina
[email protected]
www.jorgeballario.com.ar



Comentarios sobre este texto:




Condiciones de uso de los contenidos según licencia Creative Commons

Director: Arturo Blanco desde Marzo de 2000.
Antroposmoderno.com © Copyright 2000-2021. Política de uso de Antroposmoderno