El ocaso de un modo de entrar en escena al mundo.

Walter Leone
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Publicado el: 28/07/09

    


 

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Cuando yo uso una palabra -insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso- quiere decir lo que yo quiero que digaâ?¦ ni más ni menos.

-La cuestión -insistió Alicia- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.

-La cuestión -zanjó Humpty Dumpty- es saber quién es el que manda... eso es todo.

Lewis Caroll

”Alicia a través del espejo"


La plusvalía es la causa del deseo de la cual una economía hace su principio.

Jacques Lacan

”Radiofonía y Televisión"



Hemos llegado a un momento en nuestra época donde percibimos que nuestro ”escenario de vida" se ha modificado en pocos años y, mucho más, respecto de épocas anteriores. ¿Dónde podemos constatar en nuestra vida cotidiana tal desorden, tales cambios? Lo percibimos a diario, por ejemplo, en la decadencia de lo político, en el individualismo a ultranza, la crisis del antiguo concepto de Estado-Nación, la política de mercados comunes, el aumento de la violencia en acto, la pérdida de la creencia, el hedonismo generalizado, el consumo desmedidoâ?¦ Podríamos seguir enumerando más cuestiones sobre de este punto, pero lo que incumbe aquí es ¿con qué podríamos vincular los desordenes antes dichos?

Se trata de un proceso de declinación que ha ocurrido progresivamente durante el transcurso del tiempo, que ha repercutido y lo sigue haciendo en nuestra sociedad actual.

Este proceso de declinación se lo puede abordar desde varias aristas. Particularmente me interesa pensarlo aquí a partir de la antigüedad; por ejemplo comenzando por Aristóteles, para poder ubicar cómo en aquella época se pensaba la polis [psliz], término que podemos traducir como ”ciudad". La ciudad en la antigüedad que, para los griegos ”muy sucintamente-, estaba formada por un lugar urbano y otro circundante que habitaban los campesinos. Unos y otros conformaban la polis que, para este filósofo, implicaba una comunidad, una comunidad política.

Una comunidad política iba de suyo con una forma de organización política que era, precisamente, aquella que prevalecería durante los siglos VIII y III a.C.; lugar organizado en torno a un centro urbano, gobernado por leyes formales e instituciones republicanas.

El hombre, el ser humano, era pensado como esencialmente ”político" ””animal político", según la expresión de Aristóteles-, en la medida en que es un ser vivo destinado por naturaleza, a vivir en la polis. Política, para los griegos, remitía a cierto ordenamiento de la ciudad, orientado al fortalecimiento del lazo social.

Cito: ”â?¦La comunidad constituida a partir de muchas aldeas, comunidad perfecta, es la ciudad (â?¦) surgió (â?¦) con el fin de preservar la vida, pero existe con el fin del vivir bien (â?¦) La razón por la cual el hombre es un animal político (â?¦) es evidente (â?¦) El hombre (â?¦) es el único de los animales que posee palabra. Porque la voz es signo del dolor y del placer (â?¦) La palabra tiene por fin expresar lo ventajoso y lo perjudicial, y por ello también lo justo y lo injusto (â?¦) y es la comunidad de quienes tienen tales percepciones la que constituye una casa y una ciudad (â?¦) Y quien no puede vivir en comunidad o que, por su autosuficiencia, de nada necesita, no es parte de la ciudad sino, en consecuencia, una bestia o un dios".1

Respecto de esto, se puede agregar que somos seres esencialmente políticos [politikoz], debido a que el lenguaje nos habita, somos hijos del discurso y portadores de la palabra en tanto, ella misma, es un medio del lenguaje porque involucra a la estructura misma. La posibilidad del lazo social es instituida por el discurso del inconsciente, el discurso amo. En este sentido, podríamos rubricar con Lacan que el ”inconsciente es la política".2 Aristóteles plantea que debido a que el hombre es por naturaleza un animal político, conformamos comunidades políticas.

Para este filósofo, los tres modos de vida que los hombres podían elegir ”labor del esclavo, vida trabajadora y la propia del mercader-, tenían un interés común: lo bello, o sea, la vida ligada a los placeres, a las cuestiones propias de la polis y la vida del filósofo.

Esto evoca ciertos modos de satisfacción, modos de vivir la vida ”claro está también-, para cada uno. Pero si se lo reflexiona desde el lazo social, esto es, del hecho de producir civilidad ”entendida como el atributo más significativo al que podría aspirar una sociedad en tanto remite a un topos ”espacio, a una topología, o sea, varios situados en vecindad-; se trataría ”del estar juntos y los unos con los otros de los diversos"3. Arriesgaría en plantear que aquello que Aristóteles concibe como ”buen vivir" y que podría encuadrarse dentro del bios politikós -correspondiente a lo propio de la ciudad-, lo era, para este pensador, en tanto ”â?¦indicaba para ellos una forma muy especial y libremente elegida de organización política, y en modo alguno sólo una manera de acción necesaria para mantener unidos a los hombres dentro de un orden".4

Otra cuestión que señala es que, para él, el ser humano es moral porque está dotado de lenguaje. El lenguaje es moral en tanto nos permite decir y pensar, discernir sobre aquello que es bueno y que es malo, lo preferible de lo que no lo es, nos permite tomar decisiones.

Respecto de este punto, conviene decir que la moral atraviesa al ser hablante debido a que el lenguaje lo habita y, porque el lenguaje mismo, atesora la gloria de la marca ”S1-, trazo primordial -extraído de ese caldo de cultivo que nos antecede, lalengua-, significante imperativo que Freud denominara castración; marca que el sujeto soporta en el ser hablante, que determinará al inconsciente en tanto en él ”â?¦está el poder de conjugar la palabra con cierto goce (â?¦) debido a la palabra misma, debido al parlètre".5
Retomo Aristóteles. Para él, las ”virtudes dianoéticas" tienen que ver con nuestra manera de reflexionar y de conocer, de pensar las cosas; las ”virtudes éticas" aluden a la manera de actuar en el mundo. La virtud es justo medio, ”medianía", es decir, la justa proporción que no coincide con la mitad de ningún extremo. En este sentido ”para este filósofo-, no hay virtud cuando hay exceso o defecto. El exceso es el extremo, por ejemplo, si hay ausencia de temor, el exceso es la temeridad, el defecto es la cobardía y la virtud, corresponde al valor.

Más allá de esto, me interesa elaborar aquello que en el capítulo 7 del Libro I de ”Política", Aristóteles repara sobre el tema del saber respecto de la relación entre amo y esclavo. Cito: ”el amo no recibe tal nombre por poseer una ciencia sino por tal su condición".6 Se trata de un lugar, y no de algún tipo de título o tribulación.

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