BRIAN DE PALMA Y LA REIVINDICACIóN DEL CINE NEGRO.

Jorge Luis Lanza Caride
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El cine negro ha sido uno de los movimientos cinematográficos que más ha reflejado la naturaleza de la sociedad norteamérica en una época determinada, me refiero a las décadas del cuarenta y cincuenta, por lo que deviene en anatomía de una sociedad violenta, dada al vicio y la corrupción. Ahora, ¿cuáles son aquellos rasgos que caracterizan a este movimiento cinematográfico? Las películas de cine negro giran en torno a hechos delictivos y criminales con un fuerte contenido expresivo y una característica estilización visual. Su construcción formal está cerca del expresionismo.

 

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BRIAN DE PALMA Y LA REIVINDICACIóN DEL CINE NEGRO.
Por: Jorge Luis Lanza Caride
Especialista y Critico de cine.

El cine negro ha sido uno de los movimientos cinematográficos que más ha reflejado la naturaleza de la sociedad norteamérica en una época determinada, me refiero a las décadas del cuarenta y cincuenta, por lo que deviene en anatomía de una sociedad violenta, dada al vicio y la corrupción. Ahora, ¿cuáles son aquellos rasgos que caracterizan a este movimiento cinematográfico? Las películas de cine negro giran en torno a hechos delictivos y criminales con un fuerte contenido expresivo y una característica estilización visual. Su construcción formal está cerca del expresionismo. El cine negro presenta una sociedad corrupta que amenaza no sólo al héroe/protagonista de las películas sino también a otros personajes, dentro de un ambiente de pesimismo fatalista. Los finales suelen ser agridulces cuando no presentan directamente el fracaso del protagonista. Otro punto característico en este tipo de cine es la presencia de la femme fatal, la mujer fatal que, aparentemente inofensiva, puede conducir a sus víctimas al peligro o a la muerte. 1

Se suele considerar como la primera película de este tipo de cine a El halcón maltés, de John Huston, con Humphrey Bogart y Mary Astor, estrenada en 1941, así como los filmes El cartero siempre llama dos veces (1946), de Tay Garnett, Scarface (1931), de Howard Hanks, La dalia azul (1946), de George Marshall, Gilda (Gilda), de Charles Vidor, entre otros filmes y realizadores que han enriquecido el genero a lo largo de los años. Según los críticos Sed de mal (1958), de Orson Welles, es el filme que cierra el periodo del cine negro; idea con la cual discrepo debido a que este género ha evolucionado con el decursar del tiempo, dándole paso a otros cineastas que le han aportado a este movimiento aires de renovación. Ese es el caso de Brian de Palma, quien ha sido capaz de situar la estética que pregona el cine negro a un peldaño inigualable en la historia del cine mundial. Esta figura es precisamente la que justifica la existencia de estas páginas destinadas a analizar la presencia de los códigos del cine negro en su cinematografía. En la extensa filmografía de Brian de Palma hay tres cintas que exponen muy bien los códigos que identifican estética y conceptualmente este movimiento cinematográfico: Scarface o El Precio del Poder, (1983), remake de un clásico de Howard Hanks que deviene un tributo al desaparecido cineasta, ”Los Intocables (1987)" y Atrapado por su pasado (1994).

1 Véase la definición que aparece en la Wikipedia, la enciclopedia libre, en torno al género.

Mi ensayo comienza con Scarface, cuyo guión fue escrito por ese otro gran realizador que es Oliver Stone. El filme narra la historia de Tony Montana, todo un arquetípico antihéroe al estilo del más clásico cine negro. Con la particularidad que esta vez el personaje de Montana es un cubano que emigra a EE.UU. en 1980 a través del puerto del Mariel. En Scarface Brian de Palma cuenta la historia del ascenso y declive de un mafioso cubano en EE.UU, toda su convulsa trayectoria en el crimen organizado.

Estéticamente Scarface es un filme renovador donde se manifiesta cierta ruptura con los orígenes del movimiento y a la vez asistimos a una evidente continuidad en cuanto al uso de determinados elementos, puesto que recoge los códigos que identifican al cine negro como género, tales como apelar a una estilización visual donde predominan los ambientes oscuros, con el uso de una iluminación sombría con inclinación al claroscuro, para recrear los lugares lúgubres que suelen visitar gángsteres como Montana, el expresionismo que apreciamos en determinadas escenas; elementos estéticos que garantizan la construcción de una atmósfera dramática donde prevalece una condición fatalista en los argumentos que expone la trama, que opera como una especie de trampa de la cual no pueden desprenderse los personajes, como si el destino de estos ya estuviera predeterminado con anterioridad.2

Es de resaltar la excelente interpretación que hizo el actor Al Pacino al encarnar este personaje, a mi juicio, una de mas logradas en su larga carrera luego que interpretara a Michael Corleone en las dos primeras partes de la saga El Padrino, de Francis Ford Coppola, pues su actuación le aporta el vigor y la vitalidad que requería un personaje violento, ambicioso, cuya sed de poder lo lleva al fracaso como es usual en este tipo de cine marcado por los desenlaces trágicos con intenciones moralizantes. Lo singular en la construcción del personaje de Montana es sus matices, por un lado es cruel y despiadado, calculador, lo que le permite desplazar a mafiosos ineptos como López, rodearse de lujo y dinero, influencias, conexiones políticas, pero por otro lado se comporta como alguien que se aferra en mantener algunos valores en un medio incompatible con cualquier humanismo y ética. Recordemos esa magistral secuencia cuando Tony se ve obligado a asesinar a un político que debía denunciar el crimen organizado en la ONU, vemos aquí un primer plano muy expresivo que refleja la angustia existencial de alguien que se debate ante un dilema. Esta secuencia representa un giro en la diégesis que expone el filme, lo que culmina con ese apoteósico final que será recordado por muchos a lo largo de la historia, clímax que nos provoca la evocación de finales al estilo de Bonny and Clyde de Arthur Penn, estilo que reafirmaría en sus posteriores cintas.

2 El lector que desee profundizar en aspectos psicológicos inherentes al cine negro recomiendo consultar el libro del crítico de cine Rufo Caballero ”Un hombre solo y una calle oscura: los roles de género en el cine negro", en el cual realiza una aguda interpretación freudiana de este movimiento cinematográfico.


Antes habíamos dicho que un elemento que tipifica al cine negro es la presencia de la mujer fatal, algo que está presente en esta cinta, como el personaje de Elvira, clave en esta trágica historia, interpretada por la actriz Michel Pheiffer (Amistades Peligrosas, La edad de la inocencia). Nos encontramos aquí a la tipifica rubia fatal pero que logra impresionarnos en esa escena donde ella efusivamente le grita a Tony que eran perdedores, no vencedores, como erróneamente su megalomanía le intenta ver. Pero otro desempeño histriónico que no debemos dejar pasar inadvertido es el de Steve Bauer, actor de origen cubano que interpretó a Many. Pese a ser un actor joven que apenas comenzaba en el giro estuvo a la altura que demandaba su personaje, quien con el tiempo ha intervenido en cintas como Trafficc, La ciudad perdida, La fiesta del Chivo, entre otras.

Luego del éxito de Scarface (1983) Brian de Palma volvió a retomar los códigos del género en la cinta Los Intocables (1987), cuya trama se desarrolla hacia 1930 cuando imperaba la Ley Seca en EE.UU., la llamada época en que Al Capone controlaba el negocio del contrabando de alcohol en Chicago. Para muchos críticos esta es la cinta más fiel a los cánones estéticos que pregona el cine negro, elementos visuales que son expuestos aquí con una originalidad que logra revitalizar la esencia del movimiento. Los Intocables es un filme violento, como lo fue la época que recrea. Precisamente uno de los grandes valores de esta cinta es que logra trasmitir la atmósfera y el ambiente de esos años, con un exquisito vestuario realizado por el famoso modista Giorgio Armani, además de contar con la música de ese genio que es Ennio Morricone y el guión del afamado David Mamet. Desde el punto de vista dramático es un filme que convence y que contó con un reparto estelar, entre los cuales se encuentran Kevin Costner como Elliot Ness, Sean Connery, Robert de Niro y Andy García. Sin lugar a dudas, la actuación más veraz de esta cinta fue la de Roberto de Niro, quien supo encarnar muy bien la figura del mítico y brutal Al Capone de manera tan realista como ningún actor ha logrado en la historia del cine, puesto que logra mostrar los matices psicológicos del legendario gángster. Apreciamos también en el filme una escenografía muy bien lograda, en la cual visualizamos locaciones donde se percibe esa sensación de volumen y poder, con todo el lujo y la arrogancia que caracterizaba a ese ambiente.

Hay una secuencia en Los Intocables muy citada por críticos por constituir un evidente referente a la cinta El acorazo Pontenkim (1925), de Serguei Eisenstein, me refiero a la secuencia de la balacera en el metro, cuando vemos rodar los cochecitos con los niños a un tiempo lento, pero con un profundo expresionismo, no por gusto está considerada como una secuencia emblemática en la cinematografía mundial. La película constituyó todo un éxito en la filmografía del realizador. Pero lo más importante es que reafirma lo siguiente: ”Sucede con frecuencia, tanto en el cine como en otras manifestaciones artísticas, que cuando un género especifico parece languidecer por el uso y abuso de sus potencialidades comerciales, se produce un improvisto renacer que puede ser la propuesta de algo original o el regreso a las formas clásicas de donde naciera sus atractivos."3

Esta acertada tesis se pone de manifiesto en la cinta Atrapado por su pasado (1994), en la cual De Palma se asocia al guionista David Coepp (Parque jurásico, El mundo perdido), para volver a adentrarse en el complejo e inescrupuloso mundo de la mafia y el narcotráfico a través de un personaje como Carlito Brigante. Esta vez de origen puertorriqueño, quien logra eludir casi treinta años de prisión gracias a los manejos turbios de su abogado David Kleinfeld, ambos personajes fueron excelentemente interpretados por Al Pacino en el papel de Carlito y Sean Penn como el corrupto Kleinfeld.

3 Véase la reseña crítica que sobre el filme publicara el periodista Alejandro Díaz en la revista Enigma # 8 abril-junioi/1988

Atrapado por su pasado se acerca más a un filme como Scarface, guarda mucho más relación con éste al penetrar en la psicología del gangster. A diferencia de otras películas que ofrecen una mirada más lineal de estos individuos, el filme lo muestra como un ser con un fuerte conflicto existencial. Pues Carlito Brigante sale de prisión y quiere romper con el mundo al cual pertenecía. Quiere borrar su pasado y reiniciar una nueva vida, pero desde un inicio cuando regresa a su barrio encuentra obstáculos que intentan frustrar ese anhelado deseo, más que todo incomprensión, casi nadie cree que ha cambiado luego de años recluido en prisión, he ahí lo enriquecedor del filme, rompe con lo manido, y desde el punto de vista narrativo realiza aportes al utilizar la voz en off como una especie de monólogo reflexivo del personaje, lo cual va guiando toda la trama. Hay algo que está latente en la estructura narrativa que expone Atrapado por su pasado y es lo que lo distingue de otros filmes similares realizados en la década del noventa: me refiero a su condición fatalista. Pues muchas veces ese desenlace fatal está condicionado por los códigos morales que rigen la visión del mundo que posee dichos personajes. Si en Scarface lo que desata el enfrentamiento entre Montana y Sosa es la decisión de Tony de no matar al político que denunciaría el crimen organizado porque en el auto en que viajaba iban también su esposa e hijos, en Atrapado por su pasado Benny Blanco, (John Leguizamo), no sólo lo asesina sino que también aniquila su anhelado sueño de escapar con su novia Gail a Miami con el objetivo de comenzar un negocio de rentar autos en Las Bahamas. En el filme de Palma muestra muy bien ese otro lado oscuro que impera en el mundo del crimen: la imposibilidad de confiar en alguien. La lealtad cede paso a la traición. ésta actúa como un mecanismo de supervivencia que se impone en ese micro mundo social que son los bajos fondos. Carlito no sólo es traicionado por su amigo Kleinfeld, sino también por su guardaespaldas Pachanga (Luis Guzmán), y la vez es timado por el trágico destino que tanto intentó eludir. Está presente aquí toda una filosofía fatalista que resulta creíble para la sociedad actual. Ese trágico desenlace final estéticamente está construido con un matiz casi operístico, grandilocuente, pues así suele ser el estilo visual de De Palma, quien nos tiene acostumbrado a escenas donde su alargamiento temporal nos inquietan; nos hacen experimentar la misma tensión que viven sus personajes, elemento que resalta el suspense habitual en sus filmes. De modo que Atrapado por su pasado se despide con unas imágenes ralentizadas en blanco y negro en la cuales vemos a Carlito tendido en una camilla con planos que muestran su rostro moribundo y en voz en off escuchamos un parlamento que finaliza la historia y seguidamente la cámara nos conduce hacia un cartel que dice Escape al paraíso, sutil ironía que encierra la idea de la imposibilidad de escapar de ese mundo que envolvió al protagonista durante su vida y que ahora les ajusta sus cuentas.

Los filmes analizados evidencian que Brian de Palma no sólo es uno de los máximos exponentes del cine negro contemporáneo, sino su principal continuador, sin dejar atrás a cineastas como Quetin Trantino (Perros de Reserva), Martin Scorcese (Uno de los nuestros, Casino), que también cuentan con una obra que se inserta en el género. Y aunque su filmografía cuenta con otros filmes como EL cuerpo del delito (1984), Estallido Mortal (1981), Carrie (1976), ésta última basada en una novela de Stephen King, Scarface, Los Intocables y Atrapado por su pasado han pasado a la historia del cine como clásicos dignos de recordar.



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