Prácticas cotidianas que intentan preservar el encuentro entre vecinos

Marisabel Savazzini
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Publicado el: 25/06/08

    


Polifonía de susurros, conversaciones, charlas, diálogos, en donde se filtraban secretos familiares, chusmerios de vecinos cercanos, comentarios del tiempo, estados de salud de los transeúntes.

 

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Prácticas cotidianas que intentan preservar el encuentro entre vecinos
...Y la práctica de una cierta libertad

Lic. Marisabel Savazzini

Un vecino le habla a los gritos acodado en la paresita de su casa, como medio recostado en lo que sería el umbral de su morada.

El otro interlocutor está en la otra vereda. Yéndose, pasando, sin detenerse recibe el mensaje ” gritado de su vecino ” amigo. Entonces la intensidad de sus voces debe superar el ruido urbano.
Recuerdo de niña que esta práctica era posible por el tibio ruido del barrio. La ausencia de sonidos bruscos brindaba un colchón óptimo para que los vecinos entraran en contacto.

Polifonía de susurros, conversaciones, charlas, diálogos, en donde se filtraban secretos familiares, chusmerios de vecinos cercanos, comentarios del tiempo, estados de salud de los transeúntes.

Es cierto que el contenido de sus hablares encontraba en el clima su mejor tema. Lo lindo que había amanecido, la humedad insostenible, la helada que había quemado las plantas.
La pregnancia visual de una escena imborrable aún acude a mi cabeza. Acodados en las escobas, en especial, las mujeres, en una charla sin fronteras. Los límites temporales de las mismas se verían amenazados por una olla que se quemaba, o por el grito de los hijos que se peleaban sin fin.
Charla confidente, secreta, intransferible al resto del espacio barrial.
Envoltura que solo incluía a las vecinas y excluía a los demás que hubieran querido tener el oído biónico para atrapar palabras que tal vez no se repetían en otros escenarios.

Estoy atenta desde hace un tiempo a la escucha de escenas que convoquen a los vecinos, sus voces, sus diálogos, sus momentos de charla, la intensidad de sus voces, y la rugosidad del timbre de sus voces. Los momentos de charla, los rincones en donde se acodan, los caminos en los que eligen bifurcar sus elocuciones.

Territorios a los que asisten orejas atentas que no estaban en el convite pero que en el trayecto transeúnte recortan la escena, la guardan, se la llevan, para luego comentarla en alguna sobremesa, o en algún relato, como este.

Algo de estos perfiles me llevan a épocas lejanas. Una vieja mística subsiste en barrios periféricos al centro en donde se ve que aún hoy, pese al tiempo, el innombrable, perduran, intactas, subsisten, como piezas de museo que se resisten a entrar en ellos.

Escucha de oreja de compositor. Compositor de músicas urbanas. Varios planos yuxtapuestos en los que me siento atravesada: Producida y Productora. La noción de un territorio que nos envuelve. Diferentes planos que se alternan, cruzan, encuentran, chocan.





La bocina de un auto cuyo conductor hace que se prolongue dado el escaso freno inhibitorio de su mano.
La sirena de una ambulancia viene aumentando su intensidad, signo del acercamiento hacia donde me encuentro manejando, señal, que tengo que correr mi auto, andando, sin chocar, despacio, haciendo guiños, tocando también una bocina que se superpone en intensidad a la de la ambulancia que ya está cada vez más cerca.

El susurro de una pareja que en la parada de un colectivo se cuentan el amor intenso que se tienen, el ruido de uno de sus besos, la ropa estrujada de sus abrazos.

El ruido de mis pasos sobre las hojas secas de los fresnos, plátanos de junio.

Un Ensayo sobre la Audición es lo que Saramago tendría que escribir ahora. Aunque el de la Ceguera esté plagado de sonidos, y de escuchas.
Marco los senderos de los sonidos leídos, escuchados, escritos. Creo que la vida misma es todo un sonido que me antecede, y me precederá.

Mis descendientes, escucharán mis formas sonoras (de ruido). Así como ahora yo escucho los sonidos de una ontogenia familiar plagada de novedades, de comentarios, de altavoces, con el efecto sound round que corresponde a estos tiempos.

A mi se me amplifica la verdad, la vigilancia, el control, y la miseria.

A mi se me amplifica también la bondad, el diálogo y la búsqueda.

Aunque la miseria de los gobiernos no les quede ni un rato para la escucha de sus gobernados.
El ostinato de un discurso desafiante y con ansias de libertad insiste y emerge.

Hecho polvo
Pero también
Hecho ave.

Lic. Marisabel Savazzini ,Musicoterapeuta (USAL),
Lic. en Musicoterapia (UAI)
Líder Lúdica en Salud Mental
Docente Universitaria (UAI - UP)
Integrante del grupo "Antropología de la escuc

Agosto de 2007 en la Ciudad de Buenos Aires
Bibliografía y Audiografía:
La Tesis de Ceci Kietkik
Ensayo sobre la Ceguera de Saramago
El Los sonidos de Buenos Aires.
Los sonidos de mi infancia
Y las tertulias en Los Floristas con Claudio Eiriz y Ceci Kietkik
apunte de los Catalanes ”Orquesta del Caos"




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